Bueno, pues aquí estamos de nuevo, recordando cosas antiguas, que ¡ OH CASUALIDAD CON EL MISMO GOBIERNO DE ACTOR!
Con motivo de la II Guerra del Golfo Pérsico, contra Irak, el antiguo periódico albacetense " El Pueblo de Albacete", me publico en dos cuartas dos días seguidos el artículo que después de este prefacio os colgaré. ¿ Porqué en estos días? pues leed y os enterareis.
PREFACIO
El Ministerio de Defensa ordenó la "retirada temporal" de la fragata española Méndez Núñez (F-104) del grupo de combate de Estados Unidos en el Golfo Pérsico encabezado por el portaaviones USS Abraham Lincoln. La misión, que se coordina desde el Estado Mayor de la Defensa, era un viaje de circunnavegación en el que la fragata española escoltaba al portaaviones USS Lincoln, el buque insignia. El barco estaba participando como escolta en el llamado Grupo nº 12 de Combate estadounidense.
Según confirmaron fuentes del Ministerio de Defensa, esta medida se ha tomado "de manera temporal mientras los barcos estadounidenses estén en la zona" del Golfo Pérsico, ante la escalada reciente de tensión de EEUU con Irán.
Según explica el propio Estado Mayor, la fragata española había participado en el pasado también en la operación Atalanta, la misión internacional en aguas de Somalia contra la piratería.
El pasado mes de abril hizo escala en el puerto de Palma de Mallorca y organizó unas jornadas de puertas abiertas. Fue una escala dentro del viaje de circunnavegación del que ahora se ha retirado.
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| Fragata " Méndez Núñez. F-104" |
La fragata, según Defensa, se reincorporará a la flota cuando ésta retome sus planes de completar la vuelta al mundo. "La fragata está en una misión de circunnavegación y no va a entrar en ningún otro tipo de misión", han especificado las fuentes del Ministerio, tras recordar la escalada de tensión entre Estados Unidos e Irán.
La flota del grupo de combate ha cruzado ya el estrecho de Bab el Mandeb, que une el Mar Rojo con el océano Índico, y se dirige al estrecho de Ormuz para entrar en el golfo Pérsico, pero lo cruzará ya sin el buque español.
El pasado día 5, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, informó del despliegue del portaaviones y varios bombarderos en Oriente Próximo. El despliegue fue confirmado por el secretario interino de Defensa de Estados Unidos, Patrick Shanahan.
El pasado mes de enero, la fragata Méndez Núñez salió del puerto de El Ferrol rumbo a la costa Este de Estados Unidos para la realización de los ejercicios necesarios para lograr la certificación del adiestramiento conjunto del CSG-12, grupo de combate cuyo buque insignia es el portaaviones nuclear USS Abraham Lincoln.
El objetivo de los ejercicios era "lograr una completa integración como uno de los escoltas del portaaviones americano", informó la Armada. Tras finalizar los ejercicios, el pasado mes de abril la fragata se incorporó al grupo de combate para el despliegue previsto para los siguientes meses con el objetivo de "incrementar el nivel de interoperabilidad entre la US Navy y la Armada española".
Comenzaba así una misión de seis meses de duración que debería llevar a la Méndez Núñez a surcar el Mediterráneo, el mar Rojo, Golfo Pérsico, océano Índico, mar de la China y océano Pacífico, en una circunnavegación del globo que completaría regresando a España por el canal de Panamá.
LAS TENSIONES ENTRE EEUU E IRÁN han aumentado coincidiendo con el primer aniversario del abandono del pacto nuclear de 2015 por parte de Estados Unidos, una decisión adoptada por Trump por considerar que Irán no estaba cumpliendo sus compromisos y que debe detener el desarrollo de su programa de misiles y abandonar su influencia en conflictos de la región de Oriente Próximo.
Desde la salida del acuerdo, el Gobierno estadounidense ha reactivado las sanciones contra la República Islámica y ha ordenado a países de todo el mundo que dejen de comprar petróleo iraní o afrontarán sanciones por esas compras.
Los países europeos firmantes del pacto, que se opusieron a la salida de Estados Unidos, han estado intentando mantener a flote el acuerdo y han tratado de impulsar medidas para rebajar el impacto económico de las sanciones estadounidenses contra la República Islámica.
Y ahora, el artículo
PSOE-IRAK (1982-2003)
Sr. Director, deseando que la extensión de la presente no sea motivo de no
publicación de la misma en su periódico, se la hago llegar con motivo de la
grave manipulación a la que se está sometiendo y se ha sometido a la opinión
pública entorno al asunto de la posible guerra en Irak.
El hecho de este artículo solo tiene ese valor, y el de despejar y
dilucidar ante una opinión pública manejada, conocimientos que evidentemente no
están al alcance de cualquiera.
Es de suponer que la autoría del texto (Don Felipe Sahagún y Don Najib
Abu-Warda profesores titulares de Relaciones Internacionales en la Universidad
Complutense de Madrid) y el año de su publicación, 1994. En “La Política
Exterior Española en el siglo XXI “.Dejan ambos fuera de toda duda, cualquier
tipo de “ arreglo ideológico “ y ponen al día de manifiesto un conflicto
anterior, que por su gravedad se ha hecho actual.
“.......España normaliza su política exterior, entendiendo por normalizar
lo que Roberto Mesa denomina “incorporación del país al juego general de las
relaciones internacionales. Por juego general se entiende la participación en
las grandes alianzas, la solución de los contenciosos pendientes y la obtención
de un lugar, adecuado a las posibilidades españolas, pero no desmerecedor entre
las potencias medias de su entorno geográfico “.
Los momentos principales de esta normalización han sido la presidencia
española del Consejo Europeo, en el primer semestre de 1989; el acuerdo de
defensa con los Estados Unidos del 88; la plasmación de un esquema de
participación española en la OTAN, el ingreso en la UEO, en el otoño del 88 y
el reconocimiento de Israel en Enero del 86.
Desde esta perspectiva, tiene razón el ex ministro español de Asuntos
Exteriores Marcelino Oreja Aguirre cuando afirma que la llegada del PSOE al
gobierno en 1982 “no ha representado una línea de demarcación entre dos
concepciones divergentes de la política exterior, ya que lo que defendían unos
en la oposición dejaron de postularlo luego en el Gobierno”. Reconoce así
explícitamente lo que todos saben: que la continuidad en la política exterior
española en los años 80 ha sido posible gracias, fundamentalmente, a la
renuncia por el PSOE a muchos de los principios que defendió en la oposición.
No fue una renuncia fácil ni rápida. Siempre han existido profundas
divergencias dentro del Partido Socialista Obrero Español sobre política
exterior. Una de esas contradicciones quedó patente en la crisis del Golfo
Pérsico. Mientras el Gobierno ponía las bases militares a disposición de EE.UU para
una intervención militar contra Irak, el presidente Felipe González y altos
cargos de su partido, como Miguel Ángel Martínez, exportavoz de Exteriores del
PSOE en el Congreso de los Diputados, se pronunciaban públicamente contra una
intervención militar. La única explicación posible de estas contradicciones es
la necesidad que creían tener los dirigentes socialistas españoles de actuar y hablar con un lenguaje fuera de
España, y de apaciguar a sus afiliados más radicales dentro de casa.
Las contradicciones, de todas formas, fueron especialmente evidentes en el
primer gobierno de Felipe González, con Fernando Morán al frente del ministerio
de Exteriores. Cualquiera que lea hoy la intervención del presidente español el
22 de Junio del 83 ante el National Press Club de Washington y la de su primer
ministro de Exteriores, Fernando Morán, ante la Asamblea General de la ONU el
26 de Septiembre del 84 jamás creería que se trata de miembros del mismo
gobierno, o, si me apuran, del mismo país.
Mientras Felipe González definía como ejes de la política exterior española
“una definición europea....y unas dimensiones que yo llamaría “ naturales “ de nuestra
proyección exterior “ (el Mediterráneo y el continente americano ), Morán
dedicaba lo esencial de su discurso en la ONU a la violencia y el terrorismo
internacional, la injusticia y la opresión en el mundo, y la necesidad de un
nuevo orden económico ..........”
“......La coherencia obliga hoy a España a adaptar permanentemente sus
obligaciones de aliado fiel en la CE y la OTAN a su tradicional autonomía en lo
que Felipe González llama “escenarios naturales“: el Mediterráneo y América
Latina. Esa obligación provoca contradicciones frecuentes, que se van
resolviendo supeditando o dando prioridad, cada vez que se producen, como ha
sucedido en Centroamérica, Cuba, las Malvinas o la invasión de Kuwait por Irak,
a las obligaciones que hemos contraído en nuestras alianzas occidentales......”
“....Si quedaba alguna duda del profundo cambio habido en la política
exterior española en los 80, cada vez mas alejada de los llamados “ espacios
naturales “ o “ márgenes de autonomía “ y mas comprometida a favor de los
intereses globales dominantes dentro de la OTAN y de la CE, en la respuesta
internacional a la invasión de Kuwait por Irak en Agosto del 90 tuvimos la
prueba definitiva.
A los seis días de la invasión, el 8 de Agosto, por primera vez, un
Gobierno español había autorizado la utilización de todas las bases de uso
conjunto hispano-estaounidenses para la ejecución del Plan de Operaciones
90-1002, que significaba el despliegue masivo de fuerzas estadounidenses en el
Oriente Medio para defender a Arabia Saudí contra un posible ataque iraquí y
obligar a Irak a retirarse de Kuwait.
Por si queda alguna duda, presionados por los aliados de la OTAN y de la
CE, el 21 de Agosto, en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores y de
Defensa de la Unión Europea Occidental celebrada en París, los representantes
españoles se comprometieron oficialmente a enviar una fragata y dos corbetas a
la zona del Golfo en apoyo de la fuerza multinacional que, bajo la dirección de
EE.UU, se estaba concentrando en aquellas aguas. El objetivo era asegurar,
mediante un bloqueo naval, el cumplimiento del embargo impuesto a Irak por
Naciones Unidas quince días antes.
Las principales razones dadas por los dirigentes españoles para esta
decisión fueron que los buques iban:
“En misión de paz “ y “ para evacuar a los ciudadanos españoles si fuera
necesario “. (Carlos Miranda, entonces director general de Asuntos
Internacionales y Desarme ).
“Para contribuir a la paz, prevenir cualquier tipo de posibilidad de
conflicto por Irak y hacer cumplir las resoluciones de la ONU “. (Narcís Serra,
entonces ministro de Defensa)
“...para restablecer el orden “. (El rey Juan Carlos en un mensaje leído en
las cubiertas de los tres buques españoles el domingo, 26 de Agosto, minutos
antes de partir hacia el Golfo Pérsico).
Aunque los tres buques españoles solo podían ser un apoyo simbólico a la
fuerza multinacional concentrada en Oriente Medio, para España suponía la primera
expedición militar desde las guerras de África, en los años 20.
Curiosamente, los dirigentes españoles tardaron varias semanas en explicar
las razones que habían llevado al Gobierno a adoptar un compromiso tan firme a
favor de los aliados occidentales frente a un país árabe y fue más sorprendente
todavía que apenas utilizaron el
argumento de que no se iba a defender a un emir feudal ni a apoyar la nueva
concepción que de la Alianza Occidental parece tener el CENTCOM ( Comando
Central de los EE.UU ) es decir, que los límites de la zona mediterránea deben
ampliarse, sino a cumplir nuestras obligaciones como aliados en defensa de
países árabes moderados y amigos, y a colaborar en la estabilidad de una región
de la que España recibe el 30 % del petróleo que consume.
Las relaciones de España con los países del Golfo Pérsico han estado
condicionadas durante los años 80 por la guerra irano-irakí y siguen
condicionadas aún en buena medida por las consecuencias de dicho conflicto. La
más grave de esas consecuencias es sin duda la invasión iraquí de Kuwait en Agosto
del 90 y la firme decisión internacional de impedirlo.
En la línea de los demás países occidentales, desde la revolución iraní del
79, España ha privilegiado claramente las relaciones con Irak. Los intercambios
de visitas oficiales con este país en los 80 son continuos, mientras que la primera
visita del ministro de Asuntos Exteriores iraní, Alí Akbar Velayati, a España
en toda la década no tiene lugar hasta el 7 de Febrero de 1989.
Sin intereses geoestratégicos o globales en el Oriente Medio, España,
aparte de expresar rutinariamente dolor y preocupación ante el conflicto entre
dos países amigos, trató siempre de asegurar los suministros de petróleo de la
zona, aumentar en lo posible los ingresos por ventas de armas a los dos países
en conflicto sin malograr el neutralismo oficial de España en la guerra, evitar
al máximo los zarpazos del terrorismo shií en suelo español y mantener a salvo
nuestro comercio marítimo con los países del Golfo.
En la segunda mitad de los 80 España logró reducir
las importaciones del petróleo del Golfo del 57 % a un 25% aproximadamente y
las de Kuwait prácticamente a cero. Esto se logró, principalmente, sustituyendo
el petróleo del Golfo por petróleo mexicano.
" Oriente Medio es, con gran diferencia, la
zona donde se han concentrado más armas y municiones españolas en la década de
los 80 ", escribe Vicens Fisas, investigador español sobre exportaciones
de armamento.
Dos razones lo explican: el elevadísimo importe de
las operaciones realizadas con Egipto a comienzos de la década de los 80 y la
avalancha de material fungible enviado a Irán e Irak desde el comienzo de la
guerra, habitualmente de forma triangular, es decir, utilizando a terceros
países como falsos destinatarios del material bélico.
La motivación final que subyace detrás de esta
política es un intento por reducir el tradicional déficit comercial de España
con los países exportadores de petróleo. Según las estimaciones de Fisas, las
ventas españolas de armas a Oriente Medio suponen el 12,2 por ciento del valor
total de las exportaciones españolas a esa zona en el período 1980-1987,
porcentaje muy superior al que se puede haber alcanzado en cualquier otra
región del mundo.
La clave de armas vendidas a Irán e Irak muestra
claramente la preferencia de España, a nivel oficial, por el segundo país.
Mientras al primero se le ha vendido sobre todo munición, artillería y
explosivos, al segundo se le han vendido vehículos BMR-600, helicópteros,
aviones C-101 y bombas.
Esa preferencia se ha demostrado igualmente en las
firmes condenas de las violaciones de los derechos humanos en Irán, mientras
que se han silenciado las de Irak, y en la débil respuesta del Gobierno a los
ataques de la aviación iraquí contra petroleros españoles durante la guerra.
España, siguiendo los pasos de los aliados
occidentales, no dudó en condenar la persecución de la oposición política y de
los kurdos en Irán, las amenazas de Jomeini contra el novelista Salman Rushdie
o ataques contra barcos españoles como el sufrido por el " Iberian Reefer
" en aguas del Golfo el 21 de Marzo del 88. Llama poderosamente la
atención, frente a esto, el silencio cómplice de violaciones iguales o más
graves cometidas por el régimen de Saddam Hussein en Irak, entre las que
destaca la utilización de armas químicas contra Irán y los kurdos, y la suave
condena de ataques iraquíes contra buques españoles como los sufridos por el
"Barcelona " en 1988 o el " Aragón " en 1985.
Ante las protestas de algunos diputados españoles
por actitud tan parcial, el Gobierno respondió en el Parlamento que "
España no tiene intención de romper las relaciones diplomáticas con Irak"
y que " el Gobierno español aceptó el pasado 13 de Mayo (1988) la
propuesta efectuada días antes por el Gobierno de los Estados Unidos de
extender la protección de su " Middle East Task Force" a buques
mercantes de países neutrales que transitan por el Golfo "
En el 45 período de sesiones de la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU, en Febrero de 1989, el ministro español de Asuntos
Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, intervino en nombre de la CE y de sus
Estados miembros. En su lista de preocupaciones incluyó " la situación de
los derechos humanos en los países para los cuales esta Comisión ha nombrado un
relator o representante especial- Irán, Afganistán, Chile y El Salvador-".
El olvido consciente de Irak acabó pagándose muy caro. España, en ese olvido,
tiene la misma culpa que todos sus aliados, aunque su responsabilidad en el
rearme de Irak ha sido muy inferior a de la URSS, Francia, Gran Bretaña,
Alemania y EE.UU., por citar algunos ejemplos.
Lo más interesante, en el caso de España, no es
posiblemente su autorización inmediata para que los EE.UU utilizaran las bases
militares en suelo español ni el envío de algunos buques de guerra al Golfo
Pérsico, sino el empeño del presidente Felipe González y otros dirigentes
socialistas por describir el conflicto como " una crisis regional y árabe
", sus críticas del despliegue militar occidental y su aparente vergüenza
o miedo de explicar claramente qué y por qué se estaba cooperando con los EE.UU
y los árabes moderados en dicho conflicto. Una explicación posible de esa
contradicción entre acciones y palabras pudo ser el miedo de González a perder
votos y la fuerte corriente neutralista que todavía impregnaba buena parte de
la opinión pública española, en especial de los socialistas.
La postura española en la Guerra del Golfo, fue en
un principio la actitud del ejecutivo, contradictoria. Cinco días después de la
invasión de Kuwait por Irak, el presidente del gobierno español, Felipe
González, definía la situación como " problema regional ", sin
embargo, el 21 de Agosto tras la reunión de la Unión Europea Occidental, los
ministros españoles de Defensa y Exteriores anuncian que España enviaría "
en misión de paz " tres buques de guerra a la zona del conflicto para
participar en el cumplimiento del embargo decretado por Naciones Unidas
(resolución 661) . Días después, el gabinete de crisis español decide el envío
de los buques sin que ni siquiera el Parlamento hubiera sido informado. Ello
dio pie a que el Gobierno fuera objeto de unánimes críticas por parte de otros
partidos.
Mucho menos relevante fue la reacción de la opinión
pública española que rechazó la participación de España en acciones armadas. El
gabinete de crisis español se reúne doce horas antes de expirar el ultimátum de
la ONU y el titular de Exteriores entrega a los embajadores árabes un documento
con la posición española en la que justifica el uso de la fuerza contra Irak y
se aboga por la celebración de una conferencia internacional sobre el problema
palestino, reiterando que una respuesta árabe parece la vía más eficaz para una
salida pacífica de la crisis.
Una vez iniciadas las hostilidades, F. González
comparece ante la prensa afirmando su postura de apoyo a la coalición aliada,
aunque " sin entrar en guerra".
Por la tarde, durante el debate en el Congreso de
los Diputados sobre el conflicto del Golfo y la postura del Gobierno, el
presidente González centró su intervención en tres puntos: la defensa de la
legitimidad jurídica y moral de la intervención aliada, la justificación de la
postura española y la propuesta de abordar tras la guerra los otros problemas
de la región y en particular la cuestión palestina. La mayor parte de los
partidos políticos apoyaron la actitud del Gobierno. Solo Izquierda Unida
reivindicaba una actitud neutralista, oponiéndose a la participación española
en el conflicto y exigiendo la retirada de la flota española de la zona del
Golfo.
El primero de Febrero, la prensa informa a la
opinión pública española sobre la utilización de las bases españolas por la
aviación estadounidense B-52 en los bombardeos masivos sobre Irak. El Gobierno
español que autorizó esas operaciones al norteamericano, se niega a informar
sobre el tema e insiste en que la autorización está legitimada por la
resolución 678. El Ejecutivo recuerda, además, que el apoyo militar a EE.UU.
está bajo la Ley de secretos oficiales, pero que España no está en guerra con
Irak porque no tiene tropas participando en los enfrentamientos bélicos. Por su
parte, la oposición acusa al Ejecutivo de defender intereses electorales. El PP
califica esta actitud como escandalosa, sin embargo, reitera su apoyo a la
posición española ante el conflicto aunque pide más claridad para la opinión
pública. Izquierda Unida, califica de " agresión " la utilización de
las bases y acusa al Ejecutivo de convertir a España en un frente de
retaguardia de las acciones bélicas de EE.UU. en el Golfo lo que significa una
implicación directa en la guerra. Antes del inicio de la ofensiva terrestre,
Gorbachov anuncia un plan de paz que se ajusta a las resoluciones del Consejo
de Seguridad. El Gobierno español expresa su respaldo al plan al tiempo que
manifiesta su pleno apoyo a la coalición aliada. Finalmente el 27 de Febrero,
Sadam Hussein acepta las resoluciones de la ONU. En España como en el resto del
mundo se empieza a hablar de una paz que incluye la solución a la cuestión
palestina. El presidente del gobierno español, F. González, manifiesta horas
después del alto el fuego, que la posición de España en el mundo ha salido
fortalecida de la Guerra del Golfo. Para el gobierno español, España ha estado
donde le correspondía estar. El Consejo de Ministros hace pública una
declaración en la que considera inexcusable la solución del problema palestino,
y afirma que España continuará haciendo honor a sus responsabilidades y
aportará su contribución a la solución de los problemas pendientes y a la
construcción de la paz en la región......".
El 3 de abril de 1991: El Consejo de
Seguridad de la ONU, fijó las condiciones de un alto el fuego definitivo:
confirma las 13 resoluciones anteriores, a cumplir por Irak; exige el
reconocimiento de la frontera internacional y la posesión de las islas
acordadas entre Iraq y Kuwait en 1963. Envía fuerzas de la ONU a una zona
desmilitarizada que se creará entre ambos países, 10 kilómetros en el interior
de Irak y 5 dentro de Kuwait. Invita a Irak a firmar los protocolos internacionales
concernientes a la prohibición de empleo, fabricación o almacenamiento de armas
químicas y bacteriológicas y a la destrucción de sus arsenales de estas armas
y, de los cohetes de alcance superior a los 150 kilómetros, bajo la supervisión
internacional.
Se preguntaran porque la fecha del título del artículo, si el PSOE dejó
de gobernar en el año 1996 y la acción armada en Irak terminó en el año 1991, a
excepción de los bombardeos de castigo, por la invasión de la zona de exclusión
aérea establecida por G.Bretaña y EE.UU para la protección de las minorías
étnicas. La solución la tienen en las declaraciones y acciones de los
dirigentes del PSOE, que en estos últimos días nos están proporcionando los
medios de información, en referencia a este caso. Y que se extiende hasta hoy
desde entonces (1991) por variar su política según convenga.